El cremaet podría decirse que se compone de café con ron quemado con miel o azúcar y otros ingredientes como granos de café, canela en rama y piel de cítricos.
Las capas
A los más
exigentes les gusta el cremaet por estratos, tricolor, no lo quieren mezclado.
Es que estéticamente es muy llamativo. Es decir: una primera capa superior
marrón por la crema del café, una segunda capa central negra del café intenso,
y una tercera capa inferior dorada, con un ron denso y transparente que ha sido
quemado junto al azúcar y los demás ingredientes.
En Castellón, el
cremaet se suele preparar en vasos de barro, los cuales conservan más el calor
y son más resistentes al fuego, además de aportar una mejor presentación,
aunque con la duda de poder ver si las tres capas son correctas.
Origen
Su origen más
probable puede estar vinculado a indianos valencianos o catalanes que
arraigaron el ron en la cultura española. En España el ron era la bebida más
popular antes del auge del brandy. El ron, aunque parezca extraño, siempre ha
estado ahí, ya fuera solo, quemado o caliente, formando parte del carajillo
español.
Hay muchas leyendas, ninguna completamente
confirmada, sobre el origen del carajillo. La que parece tiene más sentido es
la que relaciona el carajillo con la isla de Cuba. Según esa teoría, la etimología
de la palabra carajillo procedería de la Guerra de Independencia librada por la antigua colonia
española entre 1895 y 1898. Se dice que las tropas españolas en la isla
descubrieron allí la excelente mezcla de dos ingredientes propios de Cuba: el
café y el ron. A esta mezcla la llamaron corajillo porque les daba energía y ganas de luchar a los soldados
antes de ir a las batallas. La historia de cómo el carajillo acabó
transformándose en el cremaet también
está sujeta a diversas teorías.
Los mejores cremaets
siempre han estado vinculados a tierras de Castellón, y poco a poco esa manera
de elaborarlo se ha ido extendiendo por toda la Comunidad Valenciana.
¿Cómo se
prepara?
En primer lugar,
se necesita un recipiente de boca
ancha que resista el calor. Si se utiliza un vaso individual, se
añade el licor, varias cucharadas de azúcar, un poco de canela en rama, peladura
de limón y unos granos de café tostado. A continuación se calienta el conjunto
para obtener un almíbar. Después se
prende fuego a la mezcla y se sigue removiendo hasta que se extinga
la llama por evaporación del alcohol. Entonces, en el recipiente con el licor
quemado se vierte el café expreso con mucho cuidado y la ayuda de una cuchara para
que no se mezclen las capas. Hay que asegurarse de que al acabar quede una
estrecha pero densa capa superior de crema.
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