Autoras: Elena Cabezas y Sabrina Martínez.
Fecha: 10-12-2010
Fecha: 10-12-2010
Resumen: Cuando una pareja decide casarse lo hace teniendo en cuenta algo más que el amor que sienten el uno por el otro. Anunciado ya el enlace, empieza la cuenta atrás de todos los preparativos: la lista de invitados, elegir el lugar de celebración de la ceremonia, si será por el civil o religiosa, dónde se realizará el banquete nupcial, etc. El gran día, todo tiene que ser un éxito y nada puede fallar, por eso, hay novios que delegan en empresas que les aseguran que convertirán su sueño en realidad. Hoy, con la crisis que acecha el bolsillo de muchos españoles, la planificación del banquete se convierte en un auténtico quebradero de cabeza, aunque nada que no pueda solucionarse con un poco de previsión y algunos consejos.

Por ello, en la celebración de un banquete nupcial todo está perfectamente calculado con meses de antelación: el número de comensales, sus preferencias o las particularidades de su dieta –alergias, intolerancias o prohibiciones alimenticias-, la franja horaria del convite, y, evidentemente, el precio.
¿Primavera o verano?, ¿almuerzo o cena?, lo que dicen las estadísticas
El Instituto Nacional de Estadística recoge que, por primera vez, en 2009 los enlaces civiles (94.993) superaron a los religiosos por el rito católico (80.174), incluso sumándole a estos últimos otras religiones (785). Independientemente de estos datos y del estilo de boda, civil o religiosa, temática o tradicional, lo que nunca acostumbra a fallar es la celebración del banquete, lo que convierte a este tipo de celebraciones en un ámbito de especialización de gran interés en el sector hostelero.
La demanda de banquetes nupciales cuenta con una gran estacionalidad, ya que el buen clima es un factor fundamental que condiciona en gran medida la elección de la fecha de un enlace matrimonial. Paloma Sarandeses, de Bodaclik, portal líder en España en parejas de novios registradas y web de referencia internacional en el sector de las bodas, afirma que “primavera y otoño suelen ser las temporadas más altas. Creemos que esta tendencia va a seguir extendiéndose”. El verano es la época predilecta, y así lo denotan las cifras. En España se celebraron en 2008 unas 200.000 bodas y más de la mitad tuvieron lugar entre junio y septiembre. Y pese a que celebrar el enlace fuera de temporada alta sale bastante más rentable, la mayoría de bodas siguen produciéndose en primavera y verano.
En lo referente a la franja horaria del convite, según reporta Bodaclick, el 76% de las parejas prefieren celebrar una cena, frente a un 23% que se decantan por el almuerzo y el 1% restante que optan por otro tipo de celebraciones. Estos datos influyen en la confección de precios, siendo habitualmente más asequible contratar un almuerzo -incluso a veces con el mismo menú - que una cena. Como explica Paloma Sarandeses, “aunque se sigue imponiendo la boda de día, que incluye almuerzo y se alarga hasta la noche con hasta incluso una cena ligera -catering -, en los últimos años hemos registrado un incremento del número de parejas que se decantan por celebrar su boda de tarde y con una cena”.
¿Pero qué factores condicionan que los novios se decanten por un banquete de almuerzo o de cena? En opinión de Naiara Vilaginés, del Hotel Ametlla Mar: “Depende del día en que se casan. Si lo hacen en viernes o sábado, se lleva más cena. Si se casan en domingo, se lleva más la comida porque al día siguiente muchos invitados deben trabajar.” Por otro lado, “las bodas de tarde - noche con velas y decoración muy suave pero con muchos detalles” están de moda, prosigue Vilaginés. El día y la hora de la celebración no es baladí y muchos restaurantes, como por ejemplo El Creuer, tienen promociones especiales en función del día de la semana escogido: “Si la boda se celebra en Jueves os haremos un descuento de la factura final de un 7 %. Si se celebra en Viernes, os haremos un descuento de un 4% en la factura final”, detallan.

En opinión de Vilaginés, “el coste medio de un banquete nupcial depende mucho de la pareja, si lo pagan ellos o los padres, etc. Pero el precio medio por plato suele ser, en nuestro caso, de unos 102 euros por comensal. Hablamos del banquete propiamente dicho, sin contar la barra libre o la decoración de la ceremonia”. Por su parte, Elena Cubillo, de Laurel Catering, detalla que su oferta para los banquetes de los enlaces que tendrán lugar en 2011 se sitúa en “120,50 euros por persona, incluyendo barra libre y recena”.
Para Paloma Sarandeses, de Bodaclick, “el coste medio de celebración (alquiler de finca, servicio de bar, etc.) asciende a 12.000 euros. Concretamente, el precio medio del cubierto se sitúa en torno a los 75 euros. La celebración del banquete, incluidos los gastos mencionados, supone aproximadamente el 55% del coste total de una celebración, que se sitúa en torno a los 22.000 euros”.
Del estudio que hizo público en mayo Bodaclick, se extrae que en función de la comunidad autónoma el coste de una boda (al completo) varía sustancialmente. Por ejemplo, mientras casarse en Madrid, Comunidad Valenciana, La Rioja o Cataluña supone un desembolso medio de 24.000 euros, en Canarias, Extremadura, Castilla y León y Castilla la Mancha hay alternativas más económicas que bajan la media a unos 18.000 euros.
Pero, ¿cuál es el factor determinante en el coste de un banquete nupcial? Indudablemente, el número de invitados es clave y determina mucho el presupuesto. En este aspecto, “en España, la celebración tradicional, con una media de unos 150 invitados es la más frecuente”, cuenta Sarandeses. De este modo, sólo en un 10% de las celebraciones el número de invitados excede los 250, como sucedió en el enlace real de la princesa Victoria de Suecia, al que asistieron unas 600 personas. Actualmente, con la crisis acechando el bolsillo, un 30% de las parejas contemplan como opción para ajustar su presupuesto una celebración más íntima o familiar reduciendo a menos de 100 la lista de comensales. De hecho, Elena Cubillo, de Laurel Catering, explica que, si bien califican 2010 como un año en el que la temporada de banquetes nupciales “ha ido bastante bien”, lo cierto es que “sí que se ha notado un descenso en el número de comensales, más que en el de celebraciones”.
Factores que condicionan la elección del restaurante o catering

Sin embargo, Internet no es, ni de lejos, el único medio al que recurren los novios a la hora de buscar un restaurante o servicio de catering para el enlace. Laia Olmo y su novio tienen previsto contraer matrimonio en la primavera de 2011. A pesar de que aún faltan varios meses, ya han cerrado los detalles del banquete que tendrá lugar en el Hotel Termes Victoria***: “Lo descubrimos a través de la feria de novios que se celebró en Terrassa en enero. Fuimos a la jornada de puertas abiertas en febrero y nos encantó. En marzo probamos el menú y abonamos la paga y señal”. Entre los factores que destaca Laia, es que el precio del menú ronda “más a menos los 70-90 euros por persona, teniendo en cuenta un menú para alergias alimenticias”. El caso de Laia no es aislado. Las ferias y encuentros especializados en enlaces son un buen lugar para que los profesionales den a conocer su oferta y entren en contacto con potenciales clientes aunque el poder llamar su atención entre la enorme competencia que se da cita en estos encuentros dependerá de su capacidad para transmitir una oferta y posicionamiento diferenciados.
Nada puede estropear el gran día y hay que contemplar con tiempo muchísimos detalles para que la elección sea la mejor y nada falle en el convite. Fijarse lo que han hecho amigos, familiares o allegados es una buena manera de guiarse. Por ello, Elena Cubillo, de Laurel Catering asegura que “el método más efectivo para atraer a la clientela es hacer bien las cosas porque de un cliente sale otro”. Así pues, si bien todo indica que el banquete nupcial sólo se celebrará una vez en la vida (si todo va bien), la importancia del boca-oreja y de las recomendaciones de familiares y amigos a la hora de escoger el restaurante o catering hacen imprescindible ofrecer un servicio impecable.

Tanto Lunas de Boda como Exclusive Weddings cuentan con un amplio abanico de proveedores para poder atender las necesidades de sus clientes. Así, del mismo modo que sucede con las ferias del sector, estar en contacto con este tipo de empresas puede ayudar al catering o restaurante a llegar a un espectro de clientes, aquellos que delegan la organización del banquete, a los que, posiblemente, sería muy difícil llegar por otros medios.
Diseñar el menú ideal

Hay menús para todos los gustos y bolsillos, pero lo cierto es que decidirse por una opción es una tarea que suele llevar tiempo y ocasionar más de un dolor de cabeza a los novios. Que sea especial, fuera de lo común, pero no excesivamente caro. Elegido el lugar del convite, hay que pensar en el número de invitados, la estación del año y si hay productos de temporada, si se trata de almuerzo o cena, y encima todo ello con un presupuesto más o menos ajustado.
“El menú depende de la región en la que se celebra el enlace. Los novios suelen adaptar su elección a las costumbres y productos de la zona. Lo que sí hemos detectado es que cada vez hay más parejas que introducen en su boda elementos distintos y originales, en este sentido el menú ofrece muchas alternativas, desde menús creativos a platos internacionales, por ejemplo si uno de los contrayentes es de origen extranjero, también hay quienes optan por una propuesta vegetariana” afirma Paloma Sarandeses, de Bodaclik. Por su parte, Naiara Vilaginés explica su experiencia en Hotel Ametlla Mar: “Al estar cerca del Delta del Ebro, los clientes tienden a preguntar sobre todo por el pescado, el rape a la marinera, aunque el solomillo al foie con reducción de Oporto también es una propuesta bastante demandada”. Por su parte, Elena Cubillo, de Laurel Catering, destaca que, entre los platos más solicitados se encuentra “el solomillo en cualquiera de sus versiones como, por ejemplo, el solomillo con salsa de trufa acompañado de boetus y hojaldre de manzana con foie”.
Marta Merín contraerá matrimonio con su novio, Luis Juan, el próximo 12 de diciembre. El banquete, al que asistirán 53 invitados, tendrá lugar en el restaurante Can Jonc (Alella, Barcelona). Uno de los factores que destaca Marta es la facilidad y el asesoramiento que han recibido por parte del personal del restaurante: “Nos han ayudado y orientado muchísimo y eso nos ha permitido despreocuparnos y centrarnos en otras cosas relacionadas con la boda”. Los novios escogieron los platos en julio: “Probamos 6 primeros, 6 segundos, 6 postres y 6 tartas. Escogimos aquello que creímos que podía gustar más a la gente y finalmente nos decantamos por un aperitivo compuesto por 35 platos diferentes, un primero compuesto de lenguado relleno de muselina de marisco y rissotto de gambas, un segundo a base de filete ibérico relleno de chalotas y foie y un postre sencillo y práctico: crêpe de helado de vainilla con chocolate caliente”.

Normalmente, los caterings y empresas del sector de la restauración que ofrecen servicio para banquetes nupciales tienen una serie de menús a elegir entre diferentes platos y precios, pero - y hoy día con la crisis esto es más habitual - si no hay ninguno que convenza, los novios pueden en algunos casos rediseñar el menú adaptándolo a sus gustos y el de sus invitados. Hay que pensar en todo: ¿se ofrecerá un cóctel previo mientras los recién casados terminan su sesión de fotos justo después de haber contraído matrimonio? ¿Se tendrá en cuenta la opinión de los más allegados y sus platos preferidos o prevalecerá el gusto de la pareja? ¿Uno de los dos es extranjero? ¿Son las mismas costumbres culinarias y gastronómicas las de ambos? ¿Y la de los comensales? Si hay niños, ¿habría que pensar en un menú especial para ellos? Y la cosa se complica más cuando la heterogeneidad de los invitados supone una mezcla de culturas, religiones, y demás. Los judíos no pueden comer marisco ni pescado sin escamas, ni tampoco mezclar leche y carne. Por su parte, los musulmanes no comen carne de cerdo ni beben alcohol. ¿Y qué decir de los vegetarianos, de si hay mujeres embarazadas o personas con alergias a algunos alimentos? El profesional hostelero debe estar preparado para dar respuesta a todas estas demandas. Es el
caso de Marta Merín, que para su banquete nupcial ha solicitado al chef del restaurante Can Jonc “un menú especial que tenga en cuenta las necesidades de aquellos que padecen síndrome de Crohn y otro para alérgicos. Para confeccionarlo, explica Marta, “nosotros simplemente le hemos explicado al chef los alimentos o ingredientes ‘prohibidos’ y él se ha espabilado solo. La verdad, es de agradecer”.
caso de Marta Merín, que para su banquete nupcial ha solicitado al chef del restaurante Can Jonc “un menú especial que tenga en cuenta las necesidades de aquellos que padecen síndrome de Crohn y otro para alérgicos. Para confeccionarlo, explica Marta, “nosotros simplemente le hemos explicado al chef los alimentos o ingredientes ‘prohibidos’ y él se ha espabilado solo. La verdad, es de agradecer”.
A todo esto, también hay que contemplar una buena selección de las bebidas. Sin faltar las clásicas, el agua y los refrescos, la elección de un buen vino es un detalle que no debe pasarse por alto, y menos si entre los comensales hay paladares muy exquisitos. Dar con los adecuados, y contando siempre con un buen asesoramiento por parte de los profesionales, será el broche para que la comida sea todo un éxito. Para el brindis, lo más habitual es una copa de cava o champán. En este aspecto, “una apuesta bastante segura es un Rioja o un Rueda. Son los más elegidos porque gustan a casi todo el mundo”, explica Elena Cubillo, de Laurel Catering.
¿Menú, buffet, cóctel? ¡Qué complicado!

Luego está la opción del buffet, mucho más abierta. Aquí los invitados deben tomar la iniciativa de levantarse y servirse lo que deseen, dentro de lo previsto. Hay más variedad y normalmente existe la posibilidad de repetir o de elegir las cantidades. Como en el caso del menú, es frecuente que previamente se ofrezca un aperitivo de bienvenida, mientras los protagonistas terminan su sesión fotográfica. A diferencia del menú, con el buffet los comensales pueden charlar con más gente y no se ven obligados a relacionarse exclusivamente con las personas que están en su mesa, porque el levantarse para servirse da mucho juego, ya que es una alternativa mucho más dinámica que una comida convencional. Ahora bien, si entre los asistentes hay un colectivo bastante mayor, es una opción desaconsejable, porque puede producir fatigas y un mal recuerdo.
Otra propuesta que está cobrando bastante importancia es la de ofrecer un cóctel, que además de ser una celebración sencilla, es apta tanto de día como de noche. No es recomendable cuando el número de invitados es muy elevado, ya que complica la circulación por la sala. Sin embargo, si es un convite mucho más íntimo, se convierte en una idea interesante que suele ser más económica que un menú o buffet. En este caso, los novios tienen mucho más margen de maniobra y la posibilidad de pasar más rato con todos sus invitados, en vez de pasarse la mayor parte de la velada sentados en la mesa presidencial. Como sucede en el buffet, la interacción y las relaciones sociales son más dinámicas, invitando a la charla y dando una sensación un tanto más informal que las otras dos opciones. Hay que ir con cuidado y los camareros deben poner especial cuidado en atender a todos los invitados para que nadie se vaya hambriento.
Un poco de protocolo

Una vez está todo listo y los invitados llegan al restaurante, hotel, carpa o cualquiera que sea el lugar elegido por la pareja para celebrar su banquete nupcial, la principal preocupación de los asistentes suele ser dónde deben sentarse. En función de lo que hayan elegido los novios, la distribución puede ser libre, por tarjetas (tarea que se convierte en un auténtico rompecabezas, porque no se trata sólo de acordar con el servicio de restauración el estilo de mesas, sino también de ubicar a las personas en función de afinidades y simpatías) o un modelo mixto, el de por mesas (si bien los invitados tienen mesas asignadas, se sientan como quieren porque no les corresponde ningún asiento en particular).
Para el servicio, el protocolo recomienda que sea la mesa presidencial la primera en ser servida, para luego repartir los platos en el resto. Ya sea al aire libre o en interior, los camareros tienen que tener en cuenta que los novios aprovecharán entre plato y plato para saludar y charlar con sus invitados, así como otros protagonistas secundarios del convite (padrinos, niños, padres) que muy posiblemente repartirán souvenirs o recuerdos del enlace matrimonial.
El corte del pastel, el momento más esperado

Luisa Flórez y su nuera María José, con quien fundó en septiembre de 2007 Barcelona Cakes al llegar de Inglaterra, donde también elaboraban pasteles juntas, trabajan a diario tanto con “una carpeta de diseños pero también pasteles personalizados”, afirma Luisa Flórez. “Creemos que para cada celebración hay un pastel, algo único que puedes elegir de nuestra galería o diseñarlo a tu gusto con nuestra ayuda”, explican en su web. Estas pasteleras con experiencia en el país anglosajón, y según cuenta Luisa, sostienen que los ingredientes principales para una tarta de boda son “los básicos de un pastel: harina, huevos, mantequilla, etc. Podrán variar dependiendo de la receta”. Pero, ¿qué hay que tener en cuenta a la hora de preparar un pastel nupcial? “Primero que todo, el sabor. Y en cuanto a la decoración, que los elementos del diseño se complementen”, declara la pastelera. Según responden para Gestión Restaurantes, para elaborar un pastel para unas 200 personas se necesitan dos manos.
Sin duda, la tarta tiene que ser acorde con el tipo de boda y suele ser reflejo de una cultura. No es lo mismo lo que se lleva en España que en Japón. De hecho, las tendencias varían en cada país y Luisa Flórez pronostica aquí todo apunta a que en un futuro la repostería de bodas se encamine a “pasteles con decoraciones brillantes y tonalidades plateadas y doradas”.
¿Crisis?

El portal Guiadenovios.com ha analizado el impacto de la crisis en la disminución de un 17% del número de bodas planificadas para el 2009 y lo relaciona con la tendencia al ahorro y al recorte de gastos fruto de la actual situación económica. Todavía no hay estadísticas del 2010, pero todo apunta a que el porcentaje será similar al del año pasado, ya que la economía española sigue en estado de crítico y celebrar una boda supone un gasto considerable. Por otro lado, los jóvenes encuentran mayores dificultades para independizarse y existe una incertidumbre mayor en relación a la vida y seguridad laboral. En consecuencia, el sector de la restauración sufre un descenso de demanda y también repercute en los invitados, que cuando reciben la invitación a la boda se lo piensan dos veces porque pese a que el cubierto lo tienen pagado, tienen que pensar en el dinero que gastan en el regalo, la vestimenta, etc.
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