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sábado, 2 de abril de 2011

En La Habana, Restaurante Italiano A Prado y Neptuno.


A Prado y Neptuno se encuentra en la popular esquina del Paseo del Prado y la calle de Neptuno, en la ciudad de La Habana. El restaurante ocupa el sitio que históricamente albergó importantes centros culinarios habaneros: la Bodega de Alonso, en el siglo XIX y primera mitad del XX; el elegante Café Las Columnas y el Restaurante Miami, más tarde nombrado Caracas y por último, Budapest. El restaurante, actualmente diseñado por el prestigioso arquitecto italiano Roberto Gottardi, ofrece recetas de la mejor tradición culinaria italiana.


Entre sus platos más solicitados se encuentran la lasaña casera y los espaguetis a la carbonara, además de los postres confeccionados en la propia casa. Son un éxito el tiramisú y los manjares italianos tan diversos como regiones existen en ese país.
Además, el bar ofrece una gran variedad de cócteles cubanos y del resto del mundo. La música italiana e internacional en vivo amenizan la estancia del visitante.


La esquina de Prado y Neptuno, inmortalizada en el conocido cha cha chá La engañadora, del músico, compositor, violinista y director de orquesta Enrique Jorrín (1926-1987), creador de este ritmo cubano, sirve de referencia a nacionales y extranjeros.
En este mismo lugar, frente al restaurante, se encuentra el Hotel Telégrafo, y más allá, el Hotel Inglaterra, el Gran Teatro de La Habana y el Capitolio Nacional.
Muy cerca del restaurante está el Malecón, uno de los principales referentes de la capital cubana.
Prado y Neptuno y el Chachachá “La Engañadora”.

Este milagro musical de los años 50 conocido como chachachá tuvo un creador, que fue el director musical de la Orquesta América de Cuba y primer violinista, el maestro Enrique Jorrín, quien dejara inscrito, más que un género, su sello propio, y que le colocaría entre las glorias de la música cubana. El chachachá es un ritmo originario de Cuba creado a partir del danzón por este compositor y violinista habanero en 1953.
El experimento se gestó en la famosa esquina habanera, en las asociaciones “Prado y Neptuno” y “Silver Star”, en uno de sus salones de baile, “Amores de Verano”. Es precisamente en esta sala donde por primera vez se ejecuta la pieza musical que comenzaría toda una época del fenómeno rítmico.
“La Engañadora”, el primer número musical en chachachá escrito por Jorrín, deja en pocos meses impreso en los anales nacionales, y después en todo el mundo, el sello propio de esta gloria de la música cubana que fuera Enrique Jorrín.
“A Prado y Neptuno
iba una chiquita
que todos los hombres la tenían que mirar.
Estaba gordita,
muy bien formadita,
era graciosita,
en resumen, colosal”.
  “Pero todo en esta vida,
Se sabe, sin siquiera averiguar,
Se ha sabido que sus formas,
Rellenos tan sólo hay.
Qué bobas son las mujeres
que nos quieren engañar.
Me dijiste.
Ya nadie las mira,
Ya nadie suspira,
Ya sus almohaditas
Nadie las quiere apreciar.
 “La Engañadora” fue el primer triunfo del maestro Jorrín grabado con el sello Panart, compañía que pasaba por problemas financieros en esos momentos. La grabación traía del otro lado “Silver Star”, que acompañó triunfalmente también al nacimiento del nuevo ritmo.

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