Editora de GestionRestaurantes.com
Fuente: GestionRestaurantes.com
Hoy me gustaría hablarles de los camareros, sí, aquellos profesionales que se encargan de atenderte y servirte durante una velada gastronómica, y como su poderosa función puede determinar la experiencia para bien o para mal. Y por favor, que nadie se ofenda, pues de excelentes camareros ya hemos hablado muchas veces y también abundan, pero en esta ocasión me voy a centrar en cuando su labor consigue que la expectativa de una agradable velada se convierta en una tortura; pues una experiencia negativa siempre agrava las consecuencias.
Para ilustrarles me apoyaré en un ejemplo de conocimiento empírico: un sábado por la noche decides ir a un restaurante que ya has visitado otras veces y has comido muy bien. El producto es bueno y el trato correcto, por lo tanto las expectativas son altas. Pero hoy te sirve una nueva camarera, en ningún caso parece que vaya a ser un problema, hasta el insólito y gran momento de pedir. Pues por alguna extraña razón y sin ningún motivo aparente, ella no quiere entender lo que le pides; ha puesto una barrera de comunicación indestructible y dejándose llevar por la creatividad de una noche serena, se inventa tu menú, y encima cuando le dices que lo que trae no es lo que has pedido, se enfada. Bien esta situación se repite durante toda la cena, hasta que uno de los comensales pierde los nervios y abandona el restaurante, jurándose a sí mismo que no volverá a poner los pies en ese local; en resumen, ha pagado por un enfado.
Dándole unas cuantas vueltas al tema, creo que en este caso la solución es muy fácil: “Estimado restaurador, si usted tiene un miembro en su equipo de sala que no quiere entender las comandas de los clientes y por la razones que sean lo considera un eficiente y buen profesional, coloque en cada mesa que sirva, un bloc de post-it tamaño mediano para que el cliente pueda escribir con letra grande y clara su comanda. De tal forma cuando dicho profesional tenga un momento de inspiración creativa, de ensoñación imaginando la comida de un cliente, con leer el post-it bajará de su nube y volverá a la realidad. Así, si por lo que fuera se equivocara habrá un prueba escrita que evitará cuando el cliente haga su reclamación, que el camarero/a se enfade”.
La verdad es que me había topado con profesionales extraños, pero esta camarera supera todo lo visto. Y por mucha ironía que le demos al asunto, lo cierto es que nos dio la cena. No hay que olvidar el poder que tienen los camareros, pues son los que se comunican directamente con el cliente, y si estos no tienen ganas de hacer bien su trabajo al final quien lo nota es el que paga o sea el comensal. La solución Post-it convierte al camarero en un simple trasportador de platos, un concepto trasnochado y negativo de esta profesión, que muchos profesionales se esfuerzan en demostrar día a día que no es así. Huyamos de la falsa idea de que todo el mundo es capaz de ser camarero, porque no es cierto. Para ser camarero primero hay que entender lo que significa, y desde luego esta profesión no pasa por el desinterés, la descortesía y menos por enfadarse con el cliente cuando uno se equivoca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario