Fuente: GestionRestaurantes
Fecha: 09-01-2014
Resumen: El Consejo de Ministros aprobó a final de año el real decreto por el que tendrán que usarse en hostelería y restauración aceiteras que no se puedan rellenar y que regulará el etiquetaje obligatorio de los envases de aceite en este mismo ámbito. Los aceites que se pongan a disposición del consumidor en hostelería deberán presentarse en envases etiquetados, estar provistos de un sistema de apertura que pierda su integridad tras su primera utilización y disponer de una protección que impida su rellenado una vez agotado su contenido original.
Sin embargo el sector se muestra contrario a esta medida y desde FEHR se considera que esta prohibición tendrá una serie de consecuencias para el sector, que se resumen en las siguientes:
- Temor ante el hecho de que los nuevos formatos supongan un incremento de los precios del aceite de oliva.
- No se toman en consideración los aspectos medioambientales. La medida producirá un incremento del volumen de envases, plásticos y vidrios, que no tiene justificación práctica y de gran impacto medioambiental.
- No se ha realizado estudio de las nuevas necesidades logísticas, de ubicación del producto y de espacio que harán que el aceite pueda desaparecer de muchas ubicaciones y ser sustituido por condimentos y aliños diferentes, más cómodos, sencillos, económicos y no sujetos a normativas tan estrictas como la que se pretende imponer al aceite de oliva.
- No se ha valorado el impacto de desplazamiento de la demanda que producirá una multiplicación de entre cinco y siete veces el precio del producto.
- No se ha valorado el desperdicio alimentario que producirán unos envases, por ejemplo de 20 cl, que en casi ningún caso se agotan en el uso monodosis y que sin embargo se convierte en residuo y por tanto derroche alimentario (incompatible con criterios de racionalidad en base a la estrategia de reducción de desperdicio alimentario).
- Se produce un perjuicio de pérdida de personalización de los establecimientos, no pudiendo utilizar sus propios dispensadores. Además se rechaza de plano la asociación de aceitera rellenable con la de envase de poca calidad o producto de mala calidad.
- Que el producto no tenga etiqueta cuando está en la mesa del restaurante o la barra del bar no es una pérdida de información al consumidor, ya que se dispone de cartas, paneles y lo que es más importante el conocimiento y atención de nuestro personal de sala y barra. Los establecimientos de hostelería no son supermercados por ello no tener la etiqueta no es sinónimo de desinformación.
- No se toman en consideración los aspectos medioambientales. La medida producirá un incremento del volumen de envases, plásticos y vidrios, que no tiene justificación práctica y de gran impacto medioambiental.
- No se ha realizado estudio de las nuevas necesidades logísticas, de ubicación del producto y de espacio que harán que el aceite pueda desaparecer de muchas ubicaciones y ser sustituido por condimentos y aliños diferentes, más cómodos, sencillos, económicos y no sujetos a normativas tan estrictas como la que se pretende imponer al aceite de oliva.
- No se ha valorado el impacto de desplazamiento de la demanda que producirá una multiplicación de entre cinco y siete veces el precio del producto.
- No se ha valorado el desperdicio alimentario que producirán unos envases, por ejemplo de 20 cl, que en casi ningún caso se agotan en el uso monodosis y que sin embargo se convierte en residuo y por tanto derroche alimentario (incompatible con criterios de racionalidad en base a la estrategia de reducción de desperdicio alimentario).
- Se produce un perjuicio de pérdida de personalización de los establecimientos, no pudiendo utilizar sus propios dispensadores. Además se rechaza de plano la asociación de aceitera rellenable con la de envase de poca calidad o producto de mala calidad.
- Que el producto no tenga etiqueta cuando está en la mesa del restaurante o la barra del bar no es una pérdida de información al consumidor, ya que se dispone de cartas, paneles y lo que es más importante el conocimiento y atención de nuestro personal de sala y barra. Los establecimientos de hostelería no son supermercados por ello no tener la etiqueta no es sinónimo de desinformación.
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