Fuente: GestionRestaurantes.com
Autora: Georgia Arnaus
Editora
Entras en un restaurante al que acudes con cierta frecuencia, y te das cuenta que hay camareros más dados que otros a entrar en conversación con los clientes, incluso algunos son el alma del local. Sosegados, sin abandonar su trabajo, son capaces de escuchar lo que el cliente tenga que decir más allá de la comanda. Estudiosos del alma, con un vistazo rápido valoran el estado de ánimo de todos aquellos que ven pasar por el local. Porque estos profesionales consideran una parte muy positiva de su trabajo la interrelación con el cliente, y saben cómo nutrirse de ella. Razón por la que son conocidos como los camareros filósofos.
Muy utilizados en el mundo cinematográfico y explotados por los guionistas como personajes arquetipo. Quién no recuerda alguna escena de película, en la cual el protagonista deprimido busca consuelo en su copa a la par que la compresión del que siempre está ahí, su camarero fiel; el que cierra el grifo cuando lo considera oportuno velando por el estado del protagonista y descubriendo en su gran figura como personaje, que la relación cliente - camarero es una verdadera amistad. O el cliente que pasa a tomarse una cerveza al mediodía robando minutos entre reunión y reunión con la excusa de hacer un paréntesis; el que resulta ser un profesional frustrado, desencantado de su profesión que viene a explicarle al camarero lo mal que le va el día en busca de alguien que le absuelva de su vaga actitud y le asevere con palabras lo mal que esta la vida en general. O aquel señor mayor viudo que deja pasar las tardes sentado en la barra de un bar. Pues en la fase más contemplativa de su vida, envidia la energía de aquellos que aun tienen problemas por solucionar en sus caóticos y rutinarios mundos. Charlando de esto y aquello con alguien que le hace olvidar por unas horas su permanente e inaguantable soledad. Todos estos personajes son reales y nos los encontramos en cualquier lugar: en el quiosco, en el supermercado, en el restaurante… Pero solo el camarero les presta atención, escucha y lo más importante es que aprende de lo que le explican, yendo más allá de la pura psicología de la que hacen gala, armándose como auténticos filósofos de la vida.
Pues quien no ha visto una buena historia, en la cual la frase del camarero cambie por completo todo el guión; y si el personaje no la hubiese escuchado, la película entonces, sería otra. Fruto de las charlas con los clientes en las que no buscan solo aconsejar y apoyar, sino entender cada historia en toda su amplitud, observando cada gesto de su expresión con ojos analíticos, sin juicios rápidos. Por eso, si ustedes tienen la suerte de tener un camarero de este tipo en su plantilla, no lo dejen escapar. Hay muchas almas en busca de la auténtica frase que cambie el guión de su película.
No hay comentarios:
Publicar un comentario